Aunque a muchos les suene a ciencia ficción, no hace tanto que muchos de nosotros llevábamos a este señor metido en nuestra cartera. La verdad es que no sabíamos quién era (aunque lo pone al ladito de su oreja: Benito Pérez Galdós) pero estábamos la mar de felices porque éramos poseedores de nada más y nada menos que... ¡mil pelas!
La de maravillas que uno podía hacer con semejante cantidad de dinero, se sentía uno como un ludópata en Las Vegas con un maletín lleno de dinero.
El caso es que nos lo cambiaron por otro más pequeñito (Francisco Pizarro) para que nos fuéramos acostumbrando a que tener un billete de esos no era para tanto. Al final, nuestro buen amigo se convirtió en una moneda de euro con la cabeza del rey y un billete de 5 euros con una puerta y un puente, bueno, y un céntimo, que Pérez Galdós al cambio vale la miseria de 6,01 euros.
Al menos nos queda el consuelo de... espera... no, no nos queda consuelo alguno.
Mítica la moneda de 5 duros con la que podías comprar el mundo... ^.^ (hablo, por supuesto, de la del agujero...).
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